Lo que le pasó a Puerto Rico.
¿POR QUÉ LOS CANARIOS NOS HEMOS SENTIDO TAN IDENTIFICADOS CON LAS ÚLTIMAS CANCIONES DE BAD BUNNY?
Es bastante probable que, en las últimas semanas hayas escuchado de alguna forma u otra alguna de las canciones del nuevo disco del cantante puertorriqueño, Bad Bunny. Una de las más escuchadas y con mayor repercusión por su alta carga emocional y su profundo mensaje ha sido «Lo que le pasó a Hawái», la cual entre los jóvenes canarios ha tenido aún más repercusión sentimental, al verse reflejada la situación actual de nuestro archipiélago con la que en el pasado atravesó Hawái y que provocó que estas islas se encuentren ahora en un punto de no retorno en el ámbito turístico, situación similar a su vez a la de Puerto Rico.
Imagen de
cabecera del videoclip de la canción «Lo que pasó en Hawaii»
En esta canción, el cantante boricua suelta frases como: «Quieren quitarme el río y también la playa, quieren el barrio mío y que abuelita se vaya, no, no suelte´ la bandera ni olvide´ el lelolai, que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái...» la cual denota un claro sentimiento de una persona con la tierra de sus abuelos, en la que se crio, y por la cual debe seguir luchando.
Más adelante, continúa con «Aquí nadie quiso irse, y quien se fue, sueña con volver, si algún día me tocara, qué mucho me va a doler, otra jíbara luchando, una que no se dejó, no quería irse tampoco y en la isla se quedó». No hace falta mayor explicación para esta estrofa, pues se entiende por sí sola, nadie ha querido irse, y aquel que se ha visto obligado sueña con poder volver, mientras la lucha continúa por los que se quedaron, los cuales saben que si les toca marcharse les va a doler.
Se puede destacar esta canción del álbum «Debí tirar más fotos», pero sin duda, cualquier persona que se haya parado a escuchar varias de sus canciones habrá notado una fuerte similitud, así como sentimiento de familiaridad con las letras, palabras, la forma de expresarse y ánimo de la canción. No es que te estés volviendo loco, o que hayas escuchado el disco en un momento en el que te encontrabas más sentimental de lo normal. Este hecho tiene una explicación muy sencilla, y si te apetece saberla solo tienes que continuar leyendo, pero te aviso que serán cosas que puedan chocarte, cosas que forman parte de la otra Historia.
Canarias y Puerto Rico, aunque ahora pueda parecer descabellado, comparten mucho más que características geográficas comunes. No solo ambas son islas, de clima relativamente similar, con un habla característica y una forma de ser de sus habitantes muy «isleña». Puerto Rico y Canarias son regiones hermanas, pero no lo son por lo que te acabo de decir, sino por la historia que compartimos, la que durante más de 400 años escribimos en las mismas hojas y con la misma tinta, y que hace poco más de 100 años nos vimos obligados, por un tirón de hoja, a comenzar a escribir separados por primera vez desde que Canarias es Canarias y desde que Puerto Rico es Puerto Rico.
1492, Canarias es asentada en el dominio de la Corona de Castilla, tras años de conquista y civilización por parte de los habitantes del sur de la Península. Pocos años más tarde, muchos de estos mismos hombres y mujeres irán a poblar la isla de Borinquen, posteriormente conocida como la Isla de San Juan, que más tarde se conoció por Puerto Rico. Mientras en Canarias se edificaban las primeras ciudades; El Real de Las Palmas, La Laguna, Telde, etc. En Puerto Rico estaba ocurriendo exactamente lo mismo, pues se exploraba y se edificaban asentamientos, iglesias, hospitales, etc. Tras su descubrimiento por Colón en 1493, pasó a convertirse en un pequeño asentamiento militar hasta 1508, año a partir del cual comenzó a edificarse lo que hoy conocemos como el área metropolitana de la ciudad. Grandes fortificaciones y fuertes que llegan hasta nuestros días como el del Morro, fueron levantados para defender la isla de los ataques de piratas ingleses, franceses y holandeses.
A diferencia de otros territorios españoles en América, Puerto Rico tenía algo que la hacia única, su ubicación estratégica (te sonará de ciertas islas en la costa de África), pues era la puerta de entrada al Caribe tras navegar por el Atlántico desde Europa. La isla se desarrolló durante los Siglos de permanencia española, aún por encima de otros territorios, algo meritorio si tenemos en cuenta que Puerto Rico era, no solo una isla, sino además la más pequeña de las Antillas Mayores (Cuba, La Española y Santiago, conocida por los ingleses como Jamaica), lo cual no fue impedimento para su fuerte expansión económica, siendo uno de los pocos territorios en los que los sectores como la industria y el comercio tuvieron más peso que la agricultura y la ganadería.
Era tal la importancia de Puerto Rico como territorio español, que para el año 1880, se diseñó la construcción de 4 ferrocarriles para la isla (mucho más de lo que podrían soñar la mayoría de los territorios de la España peninsular). Se podría decir que junto con Cataluña o País Vasco, Cuba y Puerto Rico era una de las perlas de la industria española, los últimos resquicios del amplio y poderoso imperio que algún día tuvimos. Pero eso estaba por cambiar.
Antigua ilustración
cartográfica de la isla de Puerto Rico
En el año 1898, los Estados Unidos ya llevaban varias décadas apoyando a los rebeldes cubanos y filipinos en una falsa ayuda a su independencia, con el objetivo de separarlos de España y consolidar su influencia en estos territorios. Décadas atrás, este país había sido el principal beneficiado de las guerras de independencia hispanoamericanas, al lograr conquistarle a México más del 50 % de su territorio, algo impensable cuando este aún formaba parte del Virreinato de Nueva España dentro de la Monarquía Hispánica. Además, de forma muy conveniente, había conseguido a bajo precio que España se viera obligada a venderle la península de Florida. Ahora, a finales del siglo XIX, dirigía su atención hacia Cuba y Puerto Rico (y Filipinas), territorios donde la industria y el comercio eran muy fuertes, además de ser puntos clave como puertas de entrada y salida (junto con Florida) del Caribe.
De esta forma, con la explosión en el puerto de la Habana del acorazado «yanqui», Maine (que luego se supo que fue provocada por los propios estadounidenses para tener una excusa para declarar la guerra formal a España), el país norteamericano aprovechó la sorpresa, las revueltas y la lejanía de España con sus territorios en el Caribe y el Pacífico para tomarlas. No fue el caso de Puerto Rico, que resistió ferozmente sin permitir que las tropas estadounidenses pudieran desembarcar, y que en ningún momento mostraron ni el más mínimo deseo de independencia de España, para la cual desde 1809 eran una provincia más como lo son ahora Sevilla o Castellón (para eliminarte de la cabeza esa idea de que eran colonias sin derechos).
Ilustración
de la batalla de San Juan, de 1898, entre España y Estados Unidos
España, la antaño primera potencia mundial, tuvo que ceder a Estados Unidos (la nueva potencia desde entonces hasta prácticamente nuestros días), sus territorios de Cuba y Filipinas, a las cuales se les prometió una independencia que no se cumplió y por la que tuvieron que luchar ahora solos y sin la ayuda del resto de España, Puerto Rico, la cual nunca fue tomada ni reclamada por Estados Unidos, pero se vio incluida en el Tratado de Paz, además de otras muchas islas en el Pacífico como las Carolinas, Guam o Palaos.
Desde ese momento, y hasta la fecha, los puertorriqueños fueron separados de sus hermanos: hermanos de sangre, cultura, idioma, religión... Hasta el año 1917 (casi 20 años después de la cesión) no se les reconoció la ciudadanía estadounidense, y siendo hasta el día de hoy un Estado Libre Asociado, como territorio no incorporado a EE.UU. ¿Qué significa esto? Pues básicamente que son propiedad de EE.UU. Sus ciudadanos no pueden votar en las elecciones presidenciales, sino que escogen a un gobernador. Sus derechos son considerablemente inferiores a los que ostentaron en 1897, siendo aún parte de España, y sus lazos con nosotros, a pesar de estos 127 años de historia separada, siguen siendo fuertes, claros y distinguibles. Esta situación ha provocado que en los últimos años vaya ganando fuerza el llamado movimiento de Reunificación con España.
Puedes viajar a muchos sitios, pero en pocos lugares un canario va a sentirse tan en casa como en Puerto Rico (o Cuba), los lazos que nos unen, nuestra historia común, nuestro parentesco, van mucho más allá de esas olas de inmigración de mediados del Siglo XX de las que constantemente nos hablan. Van más allá de la «casualidad» de que hablemos el mismo idioma. Se debe a la «causalidad» de que durante más de 400 años fuimos hermanos, de un mismo pueblo, con una misma alma.
Fotografía
de la Romería del Pino, Teror, Gran Canaria
No, no es casualidad que escuchar a Bad Bunny te genere recuerdos y sentimientos como la nostalgia. No es casualidad que te sientas cómodo oyendo su acento, sus palabras y que te sientas identificado con su lucha. Su lucha, antaño fue la nuestra, fue la de todos.
Quieren quitarnos el idioma, también la unión, quieren el territorio nuestro y que nuestros lazos se vayan. No soltaremos la bandera, ni olvidaremos a Puerto Rico, no queremos que hagan con nosotros lo que hicieron con Hispanoamérica.
Héctor Fernández Izquierdo.
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